domingo, 14 de noviembre de 2010

Después de Bandarban

Sí, lo sé, he estado un poco perdida pero no pasa nada porque un hilito invisible me ata directamente a la luna por eso, aunque pendulo de un lado a otro nunca me alejo mucho de la tierra.

Retomo un poco el camino realizado.


Hace un poco ya (el tiempo vuela) hice un viaje estupendo en Bandarban, saltando de aquí para allá con una compañía espectacular.



Emprendí el regreso con la sensación de volver a entrar de nuevo en el país, muchas veces me reduzco a hablar de Bangladesh pensando sólo en Dhaka, pero es salir de sus fronteras y ser consciente de la diversidad que aquí se encuentra.


En este viaje, de nuevo, he sentido la libertad, he vuelvo a caminar descalza notando la tierra (y las piedrecitas) del camino, además hemos tenido la posibilidad de visitar templos, caminar en medio a la naturaleza y de bañarnos en las aguas color chocolate del río.


(Al ver esta foto entiendo porque mis pantalones están destrozados)


Y aquí sigo, buscando alternativas más allá del club, mientras intento aprender el idioma, para poder acercarme un poco más a una cultura que me fascina y me sorprende, donde me encuentro muy a menudo con situaciones surreales.

La última hace un par de días a la hora de comprar una fruta que me había recomendado una amiga. Estaba en el puestecito y cuando finalmente elijo la que me gusta se la doy al hombre para que me la pese, en ese momento llega un policía y se planta a su lado, coge la fruta de la balanza y después empieza a sopesar los pesos que el hombre estaba utilizando. El frutero me dice un número, imagino que es el peso, entonces el policía saca el móvil y empieza a calcular, después de una conversación entre ellos en la que he entendido poco a nada al final el precio es de 60 Takas. Creo que el policía estaba allí para evitar que me timasen por ser Bideshi, pero el precio que me había dicho mi amiga era menor, 30 ó 40Tk, finalmente después de un mini regateo y la promesa de volver a comprar allí me lo llevo por 35, mientras el policía sonríe, creo que ha entendido que no es la primera vez que compro sola.

Todo lo que han leído son mis interpretaciones personales, cualquier parecido con la realidad de otra persona es mera casualidad.


Continua el viaje...

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